(Dios-Uno-y-Trino, Santo-Santo-Santo).

¡Vaya sofisma!

¿O sea, que lo que hagamos no sirve para nada? ¿Es decir, que si estamos predestinados nos salvaremos independientemente de lo que hagamos, pues la predestinación divina es infalible, y si no estamos predestinados, entonces no nos salvaremos?
¡Vaya sofisma! La infalibilidad no es incompatible con la libertad. La libertad sí que es incompatible con la necesidad. Hay que distinguir necesidad de infalibilidad.
Necesidad es lo que de hecho y de derecho es así y no puede ser de otra forma. Infalibilidad es lo que de hecho es así, pero de derecho o absolutamente puede ser de otra forma.
Si pecamos estaremos infaliblemente equivocados mientras no salgamos del pecado, pero podemos pedir perdón a Dios y así salir del pecado pues sabemos que nos perdona. Permanecer en el pecado no es una necesidad, pero sí una infalibilidad mientras no nos convirtamos.
No podemos juntar  libertad con necesidad, pero sí libertad con infalibilidad.
El concepto cristiano de libertad es que si con dominio real sobre los propios actos queremos vivir habitualmente en gracia Dios nos premia en la vida eterna, pero si con dominio real sobre los propios actos queremos vivir habitualmente en pecado no nos salvamos en la vida eterna.

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